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martes, 19 de noviembre de 2013

Salto mortal y romántico en el tiempo

Vaya manera de revitalizar la comedia romántica, con el riesgo mayúsculo de la mezcla genérica. Seguridad no garantizada (Safety Not Guaranteed, EUA, 2012), de Colin Trevorrow, cuenta una historia de lo más original. En la Norteamérica actual, Darius (Aubrey Plaza) es una joven solitaria, quien “trabaja” en una revista de Seattle. Uno de los reporteros, Jeff (Jake Johnson), la recluta para que lo acompañe en una misión, que consiste en hacer un reportaje acerca de un misterioso anuncio que aparece en los clasificados de un periódico:
“SE BUSCA a alguien que viaje en el tiempo conmigo. Esto no es una broma. Recibirás tu paga cuando regresemos. Debes traer tus propias armas. Solo he hecho esto una vez. SEGURIDAD NO GARANTIZADA”.
En efecto, hay material para un buen reportaje, entrevistar a la persona que puso el anuncio para explorar en su sofisticada extravagancia. Jeff, Darius y el joven de origen indio Arnau (Karan Soni), se trasladan hasta Ocean View, Washington, el pueblo de referencia, para encontrar al viajero en el tiempo.
Así, Darius contacta a Kenneth (Mark Duplass), el supuesto viajero. De inmediato se desarrolla entre ellos una relación que, más que de periodista-espía infiltrada en los territorios de un loco, al parecer inofensivo, se vuelve de complicidad.
Hay varios momentos brillantes en Seguridad no garantizada, producto de un humor profundamente incorrecto, como cuando la jefa de la revista, Bridget (Mary Lynn Rajskub), maltrata a la empleada quien, para colmo, trabaja sin cobrar porque se dedica a hacer méritos. Por si fuera poco, Bridget asegura que ese es precisamente su trabajo, maltratar a sus subordinados.
O la junta de reporteros, en la cual uno de ellos, arrogante, se refiere a sus compañeros como “la lesbiana y el indio”. En una escena de persecución, un grupo de negros conversa tranquilamente al fondo, así que los “héroes” se niegan a bajar del carro cuando la chica se los pide: ¿Qué pasa, son racistas?, les dice.
Estamos ante una comedia delirante cuya historia pasa por una predecible evolución: al principio, en Seguridad no garantizada se hace leña del árbol caído, en este caso la chica inadaptada que no encuentra su lugar en el mundo desde que perdió a su madre de niña. Hay que asegurarse de que el personaje toque fondo para luego redimirlo. Como estamos ante una comedia romántica, la redención del personaje se supone vendrá con el descubrimiento del amor ideal, capaz de vencer todos los obstáculos. No obstante, para que esto tenga lugar hay que recurrir a una de las soluciones más arriesgadas de los últimos años. Arriesgada pero ¿efectiva?
Es decir, no ponemos en duda que Seguridad no garantizada se rebele contra las comedias románticas al uso por medio de una verdad que se revela en su última escena (y cuyo contenido no aclararemos aquí). Lo que nos parece dudoso es su pertinencia. El guionista, Derek Connolly, tiene muchas explicaciones que dar.
Sin embargo, estamos ante un romance de particular intensidad y entrega. Plaza está excelente como la chica solitaria y Duplass interpreta a su extravagante personaje con un estoicismo que trata de mantener intacto incluso en los momentos más vergonzosos, como en la hilarante escena del asalto.
Lo cierto es que el gran desafío al cual se enfrentan los personajes no radica en los “hombres de negro” que los acosan, sino en el tan llevado y traído amor. En determinado momento, comprobamos que el principal interés de Jeff no es precisamente el periodismo, porque sus motivos para viajar a Ocean View son otros, muy distintos. Sin embargo, está a punto de pasar por un proceso de descubrimiento, como les ocurre a otros personajes.
Seguramente capaz de dividir (o confundir) a su público, los méritos de Seguridad no garantizada acaso se anuncian desde su título. ¿De verdad sabemos lo que ocurre en la última escena? Y aquí invitamos al lector que no haya visto la película a que deje de leer. No hay que descartar que haya ocurrido una desgracia, como un suicidio ritual. De cualquier forma, la comedia romántica se resuelve como una entrega fanática a lo desconocido. ¿Hay una demostración más grande de confianza? [Originalmente publicado en el periódico mexicano Primera Plana, el viernes 15 de noviembre de 2013]
 

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