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viernes, 24 de mayo de 2013

Motocicleta al pasado

Cruce de caminos (The Place Beyond the Pines, EUA, 2012), dirigida por Derek Cianfrance, es la historia de Luke (el ubicuo Ryan Gosling), un motociclista acróbata quien decide dedicarse a robar bancos para recuperar a su familia.
Ese al menos es el arranque de un drama con elementos de thriller policiaco y de acción que luego toma otros derroteros, de forma cada vez más sorpresiva. En esos virajes inesperados, como las peligrosas carreras en motocicleta del personaje central, radican los aciertos de esta cinta, con frecuencia imprevisible.
En estas páginas comentamos en su momento el anterior largometraje de Cianfrance, Triste San Valentín. Una historia de amor (Blue Valentine, 2010), acerca del amor fallido de una pareja norteamericana, también con Gosling en uno de los papeles protagónicos. Una película acerca de la estruendosa caída del amor romántico, idea que también aparece en Cruce de caminos.
Cuando Luke, convertido en criminal, tiene que enfrentarse con la policía, la película da uno de sus giros: se convierte en la historia de Avery (Bradley Cooper), policía novato quien tiene que enfrentarse con la corrupción de la institución de la cual forma parte. Todo un subgénero que incluye cintas como Asuntos sucios (Internal Affairs, 1990), de Mike Figgis, Tierra de policías (Cop Land, 1997), de James Mangold o bien Los infiltrados (The Departed, 2006), de Martin Scorsese, por citar ejemplos muy comentados en su momento.
Historias de policías corruptos agrupados en torno a los intereses de una mafia, combatida por un hombre tan heroico como solitario. Sin embargo, la película de Cianfrance es el replanteamiento de esa premisa, cuando el personaje al cual le correspondería el papel de héroe sin tacha tiene también otros intereses.
La película cubre un arco de quince años y en su tercer acto nos da cuenta del ascenso de un político corrupto y la forma en la cual su vida converge con los personajes que hemos conocido previamente. Hay un vistazo a dos generaciones de norteamericanos y la forma en la cual problemas estrictamente familiares o muy cotidianos (el padre ausente, la disputa por los hijos, algún alumno problema) tienen también una trascendencia mucho más amplia.
De acuerdo con la cinta de Cianfrance los problemas de la juventud remiten al pasado y con patetismo el director nos muestra cómo la vida de un joven, Jason (Dane Dehaan), está condicionada por las obras de gente que ya ha ni siquiera vive.
En su libro Etnología y utopía. Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Etnología? (1971), el filósofo español Gustavo Bueno nos ofrece la siguiente sistematización: el pasado es la clase de acontecimientos que nos influyen, pero sin que pueda haber reciprocidad de nuestra parte. En cambio, quienes intervienen en el presente se influyen mutuamente. Por lo tanto, nosotros influimos con nuestros actos en el futuro, pero las personas inmersas en él ya no podrán afectarnos, aunque sí gozar o sufrir por lo que hemos hecho.
Como puede verse, Cruce de caminos es la representación de lo anterior, con un personaje cuyos actos criminales van a condicionar el presente y el futuro de otras personas. El muerto cambia la vida de la gente pero esta ya no puede interactuar con quien ha fallecido.
El cine de Alejandro González Iñárritu, por ejemplo, es el ejemplo actual por excelencia de un cine del presente, porque nos muestra cómo convergen las vidas de diversos personajes, quienes interactúan entre sí; todo ello por medio de un accidente automovilístico que, a su pesar, los reúne.
Las carreteras y los caminos, las calles de la ciudad, van a jugar en Cianfrance el papel de metáforas del ciclo vital de unos personajes que no siempre van a entender por qué viven determinada aventura.
Caminos en el bosque para que el mafioso ajuste cuentas con el rebelde. Calles de la ciudad para que el conductor escape de sus perseguidores. Bicicleta de adolescente que remite a la moto de las viejas hazañas. Carretera para convertirse en motociclista en una suerte de homenaje. Una imagen desgastada, si se quiere (la vida como encrucijada), pero que The Place Beyond the Pines asumirá coherentemente de principio a fin.


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